Los diálogos. Ese es el tema de este texto, en definitiva. Pero vamos a hablar de Succession, la grande serie de hoy que está estrenando a cuentagotas su última temporada en HBO Max (y son gotas densas, viscosas, de lenta digestión). Es increíble que vaya a terminar pero... lo hará sin rellenos ni decadencia. Se irá a los gritos, cual Logan Roy subido a unas resmas en la redacción de una cadena de noticias (referencia fabulosa).
Los diálogos y los detalles de una serie de millonarios, en la que es imposible empatizar con alguno de los personajes (podés, te dejan hacerlo un ratito, hasta que te das cuenta que no, que es realmente imposible y son todos, todas, cada uno de ellos y ellas una verdadera mierda, basuras humanas). Es muy difícil elaborar un guión así, construir una historia de héroes, villanos, antihéroes, con amores y desamores, con ilusiones y desilusiones, con luchas palaciegas, en la que no te quedes mucho tiempo en el bando de algún personaje. No podés amar a Shiv más que por un rato (y pasarte al Team Tom para luego volver, corriendo), no podés reírte con Roman más de tres fuck/cock/bitch por episodio (y bate récords en varios) ni empatizar con Kendall tras la primera/segunda/tercera/equis vez que intenta matar a su padre. Logan, el patriarca experiente, terminó muchas veces llenando el formulario de las preferencias: no por amable, ni empático, ni simpático... simplemente porque el resto naufraga en estupidez.
Es muy difícil construir esta historia de megamillonarios psicópatas-ególatras y fanáticos de la guita, la viva, la biyuya, el morlaco... que transcurre en oficinas, yates, bancos, mansiones, penthouses, redacciones. Los diálogos son todo. Todo, todo. Es una serie de personajes, de conversaciones muchas veces codificadas que nos cuesta entender-traducir-digerir hasta que un ratito después (o tres episodios, o dos temporadas) las masticamos y comprendemos. Los pedazos, las piezas, van cayendo en su lugar, van encastrando. Succession es una serie hecha por gente (ya nunca trabaja una sola persona en los guiones) que sabe construir diálogos fabulosos, que los ha visto o los sabe inventar pero son fucking reales. No importa si así hablan estos millonarios, o son aún más nefastos o menos agresivos. Importa que les creemos, que compramos las charlas, que las atravesamos para ver adónde va a terminar el culebrón más grande de los últimos años.
¿Por qué Succession en una web de reseñas de podcasts? No tengo idea pero la respuesta está entre: esos fabulosos diálogos, esa construcción de historias ficticias (que pueden ser reales, sí que pueden) y en que todo sea verosímil. No sé si posible pero creíble en ese universo. Que las historias que contemos y escuchemos lo sean es, hoy, muy importante. Necesario. Y no es una necesidad moral: es necesario para divertirnos. Porque Succession es la gran comedia negra que hoy tenemos. Y está terminando. Que el aprendizaje (si hace falta) sea para el podcast de ficción que viene: con buenos diálogos buscar ser verosímiles y entretener. No digo que sea fácil.
Y aquí llegan los podcasts:
☞ El podcast oficial de Succession (de HBO y en inglés) está hosteado por… ¡Kara Swisher! Si sos fan de la serie y le entrás a los podcasts gringos es realmente imperdible: YouTube, Spotify, Apple y otras opciones. No es el espíritu de Escucha Podcast darle a podcasts en otros idiomas pero este es groso: protagonistas, guionistas, productorxs. Todo en el pod oficial.
☞ También tenemos en estas pampas un conversacional de seguimiento a cargo de Mariana Levy + El Malaguero que se llama (gran título) Lo que mata es la familia. Salen episodios de una hora y monedas, para escuchar al día siguiente de los estrenos: Spotify, Apple y otras opciones. Muy recomendables los dedicados a los episodios 3 y 4 de la temporada final que, de más está aclarar (mega spoiler alert) no podés escuchar sin haber visto la serie.
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