¿Pensabas que me tomé tranqui el descanso de verano? Sí, la verdad que me lo tomé mega relajado. Jugué muchos videojuegos, en casa vimos muchas pelis, un par de series. Comimos, bebimos, Navidad, Año Nuevo, Reyes. La vida sonrió por un rato (ponele).
Ahora, puesto a pensar qué tenemos enfrente, lo primero que me sale es preocupación. Otra vez el agorero de Pablo, dirás. Pero mi preocupación es bastante sencilla. Digo, este es el mundo del podcast y nos dedicamos mayormente a hablar. Lo que me preocupa es que hay gente que no está hablando. Que espero salga del letargo, pronto, y que nos diga qué está pensando de esto del video: me refiero a quienes hicieron grande esto del podcast en nuestro idioma, pienso en al menos dos docenas de realizadores y realizadoras de audio.
Porque es insoslayable hablar de otra cosa hoy, si bien el tema no me interesa en lo más mínimo, esta publicación se dedica al audio (y ese seguirá siendo el eje) pero la guita se fue para ese lado. La guita grande, la guita chica, la plata, la viva, la biyuya, la pasta, el billete, los morlacos, la tuza, la papa, la mosca. Eso se fue a financiar producciones audiovisuales que en algunos casos llamamos podcasts (y en otros se están avivando). ¿Y la gente que produce audio en español? ¿Qué tiene para decirnos? ¿Cómo van a transitar este año?
Porque el año pasado fue de transición, de impacto, de enterarse que esa plata para contar cosas en audio no estaba más. Que en algunos países la cosa camina (España bailando en el Titanic con sus fondos estatales), que en otros se llegó a conformar una particular industria (sabrás en tu país si la cosa se conformó o no). Y que en ciertos casos es mejor —propongo e insisto— hablar de ecosistema, porque uno de los factores fundamentales no sería parte del juego.
Propongo, pincho, promuevo y digo: que la gente del audio defienda en este 2025 lo suyo. Están golpeando nuestra puta puerta. No podemos seguir mirando para otro lado sin decir nada. Llevamos aaaaaaños posponiendo debates, descartando organizaciones, haciendo como que no pasa nada. Buena parte de la gente que había entrado al podcast con la pandemia (en Argentina, por caso) siguió su camino hacia el próximo laburo. Pero algunos nos quedamos acá y no nos vamos. Están golpeando esta puerta, eso que suena, noc noc… es acá. Atendé. Es ahora. Hablemos, propongamos y defendamos el audio. Hay gente del otro lado que no quiere mirar pantallas todo el día, que quiere escuchar y la estamos dejando renga.
Puede que no sea tarde para defendernos. O puede que sí.
Ahora, puesto a pensar qué tenemos enfrente, lo primero que me sale es preocupación. Otra vez el agorero de Pablo, dirás. Pero mi preocupación es bastante sencilla. Digo, este es el mundo del podcast y nos dedicamos mayormente a hablar. Lo que me preocupa es que hay gente que no está hablando. Que espero salga del letargo, pronto, y que nos diga qué está pensando de esto del video: me refiero a quienes hicieron grande esto del podcast en nuestro idioma, pienso en al menos dos docenas de realizadores y realizadoras de audio.
Porque es insoslayable hablar de otra cosa hoy, si bien el tema no me interesa en lo más mínimo, esta publicación se dedica al audio (y ese seguirá siendo el eje) pero la guita se fue para ese lado. La guita grande, la guita chica, la plata, la viva, la biyuya, la pasta, el billete, los morlacos, la tuza, la papa, la mosca. Eso se fue a financiar producciones audiovisuales que en algunos casos llamamos podcasts (y en otros se están avivando). ¿Y la gente que produce audio en español? ¿Qué tiene para decirnos? ¿Cómo van a transitar este año?
Porque el año pasado fue de transición, de impacto, de enterarse que esa plata para contar cosas en audio no estaba más. Que en algunos países la cosa camina (España bailando en el Titanic con sus fondos estatales), que en otros se llegó a conformar una particular industria (sabrás en tu país si la cosa se conformó o no). Y que en ciertos casos es mejor —propongo e insisto— hablar de ecosistema, porque uno de los factores fundamentales no sería parte del juego.
Propongo, pincho, promuevo y digo: que la gente del audio defienda en este 2025 lo suyo. Están golpeando nuestra puta puerta. No podemos seguir mirando para otro lado sin decir nada. Llevamos aaaaaaños posponiendo debates, descartando organizaciones, haciendo como que no pasa nada. Buena parte de la gente que había entrado al podcast con la pandemia (en Argentina, por caso) siguió su camino hacia el próximo laburo. Pero algunos nos quedamos acá y no nos vamos. Están golpeando esta puerta, eso que suena, noc noc… es acá. Atendé. Es ahora. Hablemos, propongamos y defendamos el audio. Hay gente del otro lado que no quiere mirar pantallas todo el día, que quiere escuchar y la estamos dejando renga.
Puede que no sea tarde para defendernos. O puede que sí.